Así funcionan los barbijos
Estos barbijos pueden filtrar al menos el 94% de partículas muy pequeñas, del tamaño de 0,3 micras, incluyendo bacterias y virus.
Reducen la exposición del usuario tanto a las micropartículas como a las gotas de saliva o secreciones de las vías respiratorias superiores.
Si el barbijo se ajusta correctamente, la fuga alrededor de los bordes cuando el usuario respira es mínima.
La Organización Mundial de la Salud recomienda su uso para los trabajadores de la salud.
La otra protección es la máscara quirúrgica, cuyo uso es recomendado por las autoridades sanitarias a cualquier persona enferma.
Evita que las gotas o secreciones sean expulsadas sobre otras personas sanas.
El barbijo a veces tiende a ajustarse mal, causando fugas durante la respiración.
Una vez ajustado correctamente, no se debe tocar para evitar una posible contaminación accidental.
Los barbijos deben cambiarse regularmente, cada 4 o 5 horas. Tras ser usadas, deben desecharse adecuadamente en la basura.
Los usuarios deben lavarse las manos con agua y jabón, o con un gel desinfectante para manos.
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