La carne ha sido, y es, a menudo, puesta en tela de juicio por vegetarianos y algunos nutricionistas. Muchos expertos han llegado a la conclusión de que suprimir por completo la carne roja de la dieta puede privar al cuerpo de importante número de vitaminas y de ciertos grupos de proteínas que no pueden conseguirse por otras vías con la misma calidad.
Algunos datos a tener en cuenta:
El considerable abuso de carnes rojas ha favorecido el incremento de enfermedades. El caso más notable y alarmante es el colesterol. También cabe mencionar el caso del ácido úrico, que normalmente facilita desplazamiento y movimiento corporal, pero que en grandes cantidades ocasiona dolor incapacitante y gota.
Las carnes rojas aportan proteínas, vitaminas y minerales. Es importante la forma de prepararlas… al cocinarlas al vapor mantienen sus nutrientes sin agregar grasa, por lo que es la manera más recomendable de prepararla.
Es una importante fuente de hierro, zinc y calcio, que son los componentes esenciales para la formación y recuperación de músculos, además de que ayudan en la transportación de oxígeno a dichos tejidos, proporcionándoles mayor fortaleza
No es recomendable eliminar totalmente las carnes rojas de la dieta, porque ello incrementaría el riesgo de sufrir anemia por falta de hierro. Una alimentación saludable se basa en la diversidad de alimentos, ya que no existe un solo producto capaz de proporcionar todas las sustancias nutritivas que nuestro organismo requiere.
El abuso en el consumo de carnes rojas puede originar problemas severos en la salud, pero también que suprimir este alimento priva al cuerpo de complejo B, proteínas y un número importante de vitaminas y minerales.
¿Cuál es la clave entonces?
La moderación y el sano equilibrio de los nutrientes esenciales que necesitamos para desarrollar un cuerpo sano y fuerte.