El avión científico ER-2 de gran altitud de la NASA acaba de regresar a la Tierra después de completar tres vuelos de ocho horas dedicados a recolectar el polvo cósmico generado durante la lluvia de estrellas de las Perseidas. Las muestras recogidas proporcionarán información sobre el origen y la historia del sistema solar. Aunque la lluvia de estrellas solo es visible para el ojo humano durante la noche, la nave ha trabajado a plena luz del día.
Para llevar a cabo su misión, el avión debe alcanzar una altitud superior a los 19.800 metros. En ese momento el piloto activa los colectores, que tienen forma de concha, dejando al descubierto unas almohadillas impregnadas con una aceite de silicona pegajoso y estéril. Las puertas se cierran con la nave desciende, sellando las almohadillas, que a su regreso a tierra firme se envían al Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston para una caracterización preliminar de la “cosecha” de polvo estelar por parte de su equipo científico.