Entre tantas otras tareas que lo mantienen ocupado (por ejemplo, escribir guiones para dos conjuntos que darán prueba de admisión para el Carnaval 2017), el entrevistado en cuestión se hizo un espacio para hablar sobre su vínculo con la fiesta de momo, sus influencias a nivel artístico, el proceso creativo que atraviesa constantemente a la hora de escribir, y tantos otros temas, sobre los que posó su mirada crítica.
SU VÍNCULO CON EL CARNAVAL
“De niño iba al Jardín de las Comparsas, en el Buceo. Quedaba en Avenida Italia, a una cuadra de Propios (José Batlle y Ordoñez). Iba desde que tengo uso de razón. Me pasaba de quedarme a upa, y dormirme mirando los distintos conjuntos. Ya en la adolescencia me di cuenta que me interesaba mirar lo que había en el escenario. Me acuerdo que mis amigos jugaban, corrían, buscaban novia, y yo me sentaba a ver los espectáculos. Ahí dije, “Bo, yo quiero hacer eso”. A partir de ahí fue que empecé a estudiar teatro, y pantomima. No era de ir al Teatro de Verano. Recién de grande fui a ver a Momosapiens en 1992, y me encantó. Recuerdo al carnaval como algo muy lindo. Si serán importantes las manifestaciones populares, porque cuando era chico, si no me llevaban en la escuela a ver una obra infantil, casi que no tenía contacto con algo artístico. El carnaval fue la primera puerta de entrada a ese mundo, como la marihuana para el drogadicto (risas). Porque para participar tenés que saber cantar, bailar, actuar, o tocar algún instrumento. Incluso cuando empecé a estudiar teatro, encontré el atractivo de la lectura, porque antes no leía mucho. Por eso me encanta que exista un espacio como Carnaval de Las Promesas, porque es tiempo que los gurises están aprovechando para abrir la cabeza, compartir con sus compañeros, y generar vínculos de amistad”.
SUS REFERENTES
“Me pasa de que me gusta ver las cosas por algo. Adentro de un espectáculo siempre hay cosas que están demás. O ves lo que funciona, y lo que no. Entonces todo lo chusmeás para ver qué podés robar en el buen sentido. Aprendía a actuar, y a hacer que salga natural algo guionado. Mis profesores son referentes. Isabel Flores en Teatro, Álvaro Martínez Larrechea, que fue mi profesor de pantomima, y el Chapita que me enseñó Clown. Después tengo referentes a la hora de escribir, porque siempre que hay que crear un espectáculo para cualquier conjunto, y se elige el tema, me gusta ver qué escribieron otros sobre ese mismo tema. Porque hay tipos muy zarpados que ya pensaron las cosas antes que yo. Y ahí vas armando tus propias conclusiones sobre el tema. Me gusta mucho cómo escribe Alejandro Dolina, y es inevitable que tenga en cuenta lo que él piensa sobre un tema determinado. Me fascina la forma de monologuear de Dady Brieva. Momosapiens, fue el conjunto que me despertó las ganas de salir en carnaval. La mayoría de los actores de carnaval forman parte de mis influencias. Cuando arranqué todos a estaban consagrados, entonces no tengo ese bichito de la competencia, por admirarlos tanto. Mis compañeros también son referentes. Cuando actuamos con Mauricio Suárez, codificamos igual, y nos gusta mucho el naturalismo. Jugar con un compañero arriba del escenario, y lograr esa conexión, te da una sensación en el pecho que te deja contento. Disfruto mucho de actuar con todos. Con el Bicho (Julio Yuane) hace 15 años que actúo, con Fabricio (Speranza) hace mucho tiempo también. Con Charly Álvarez me divierto mucho actuando. Con Luís Alberto Carballo y Álvaro Navia me siento muy cómodo. Además son muy buena gente, y no se hacen drama”.
EL ARTE DE ESCRIBIR
“Me cuesta mucho porque no es algo que sea mi profesión. Empecé a hacerlo medio a los ponchazos. Siempre fui muy autodidacta, y no tengo seguridad de que rinda algo. Siempre cuando escribimos para Los Choby’s , vamos por el “sí”. Se tira un bolazo, y vemos hasta donde llega. Porque ha pasado muchas veces que de un bolazo, han salido cosas que nos han dado muchas satisfacciones. Aparte no nos copa mucho el anular al otro. Eso de “¡Pahh, mirá qué pavada dijo este!”. Eso genera que después la misma persona piense 80 veces lo que va a decir. Todos opinamos en el conjunto. Puede pasar que escribas algo, y termines de ensayar la escena y sea una porquería, pero la probamos. A veces la corregimos, le cambiamos algunas cosas, o la eliminamos, o salió bárbara. Sobre todo me cuesta escribir para murgas, porque para escribir guiones hablados tengo bastante práctica tanto en carnaval como en televisión. Pero escribir algo para cantarlo es un huevo. Y cuando me quedo contento con algo que hicimos, me doy cuenta que hay 70 monstruos que escribieron cosas brillantes, y es muy difícil estar a la altura”.
“QUE EL PUEBLO SE VUELVA A QUEDAR CON EL CARNAVAL”
“Me encantaría que hubiera más tablados, y que el pueblo se vuelva a quedar con el carnaval. Pasa que ahora tenés un mundo de opciones como alternativa. Antes en enero ibas a la playa, y en febrero ibas al tablado. Hoy por hoy, al ser poquitos tablados, se pierde ese fervor de salir a la calle, y aprovechar la noche mirando espectáculos. No soy muy de añorar, porque sé que el mundo cambia, pero estaría bueno poder aggiornar todo ese espíritu que había antes a estos tiempos”.
¿EN QUÉ MEDIDA LA FIESTA DE MOMO SE HA ENRIQUECIDO?
“Ahora hay otras oportunidades a nivel de producción. Antes para comprar zapatos teníamos que dejar la vida, y hoy te sale doscientos pesos en el barrio de los judíos. Comprás al por mayor, y tenés para surtirte con zapatos de 6 u 8 colores diferentes. De todas formas, para mí lo importante la propuesta que hay arriba del escenario. El moño y el papel satinado queda más lindo, pero cuando la creatividad se pone en el espectáculo, la escenografía, el vestuario y las luces, empiezan a jugar a favor. Va más allá de si nos vestimos de oro o de blanco. No me parece que Zíngaros deslumbre solamente porque gasta plata. Doy este ejemplo, pero puedo mencionar a cualquier otro conjunto. Si deslumbra es porque el espectáculo también está pensado, y hay un laburo atrás. La propuesta sigue siendo lo que al público lo convence, o no”.
EL PROCESO DE “CHOBY’S”
“El conjunto ha cambiado mucho en todos estos años. Al principio era una experiencia nueva, y todo se disfrutaba de otra manera. Hemos pasado noches de todo tipo y color. Los años van pasando, y los gustos van cambiando. Por suerte se ha mantenido una base grande de compañeros. Algunos compañeros se pusieron de novios, los presentaron, los conocimos, quedaron embarazados, tuvieron hijos, y hoy vamos a ensayar y el ambiente es muy familiero. Cada momento en la vida tiene su encanto. En cuanto a lo artístico, lo que va quedando para atrás es lo que menos te gusta. Miro un video de Los Choby’s de hace mucho tiempo y me da un poquito de vergüenza. Hay recursos que van quedando perdidos en el tiempo. De todos modos, cada año siempre hubo alguna escenita que era divertida”.
¿CÓMO VIENE LA PREPARACIÓN DEL CARNAVAL 2017?
“Ya tenemos mucho guión escrito. El baile también está bastante ensayado. Al canto no le hemos hincado mucho el diente aún. En cuanto a lo actuado, he llevado algunas escenas para tirarlas en los ensayos, pero las hemos repensado con el Bicho. No le entramos duro a la actuación. Queremos terminar de escribir bien las cosas. Pasa que también estamos escribiendo para dos murgas que van a dar la prueba de admisión (“Araca la Cana”, y “La Bipo”). Para Los Choby’s nos quedan varios temas para escribir, y resolver el final de “Chobytísima”, la revista porteña uruguaya, que es el espectáculo que vamos a presentar. Tenemos que juntarnos con el vestuario también, ya que el año pasado resultó haber empezado a trabajarlo desde temprano. Se sumaron Cacho Denis, que debe ser uno de mis actores preferidos en carnaval, al que le voy a robar hasta cosas de la mochila (risas), y también va a estar Martín Prado, con el que he llegado a llorar de la risa. Además ambos son buenas personas. Romina (Argón) no va salir, porque se está por recibir, y además necesita unas vacaciones, aunque ya estaba media amargada extrañando (risas). Se fue el Chino para Sociedad Anónima. Por suerte vivo muchos momentos lindos con mis compañeros. Uno la pasa tan bien, que no se da cuenta que es trabajo”.
Nicolás Oroño.
"Las Máscaras Sueltas"