El supuesto fin del mundo profetizado por los mayas para el 21 de diciembre no se cumplirá. Desde que se comenzó a especular con esta posibilidad, el 'gremio' científico se ha afanado en explicar que no hay nada que temer. "Muchos rumores indican que el calendario maya termina en 2012 (no pasará), que un cometa causa efectos catastróficos (de ninguna manera), que hay un planeta oculto acechando que chocará con nosotros (no y no) y muchos otros.
El mundo no va acabar ni el 21 de diciembre de 2012, ni cualquier otro día de 2012", publicó la página oficial de la NASA del Gobierno de Estados Unidos con el objetivo de cortar de raíz las especulaciones.
También los descendientes de los mayas han negado que el final del calendario largo maya de 5200 años suponga el fin del mundo, y se preparan para celebrar el comienzo de un "nuevo ciclo", que según el experto peruano Ricardo González, investigador de la vida extraterrestre, "debería ser más positivo, con mayor esperanza para la humanidad".
Por si todavía hay quien cree que el de mañana será el último día de la tierra tal y como la conocemos, Eduardo Ganuza, miembro del departamento de Astronomía de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, se encarga de desmontar una a una en el vídeo las disparatadas predicciones sobre un inminente apocalipsis.
Desde el fin del imperio romano ha habido 183 falsas predicciones del fin del mundo, que sin embargo cada vez son más frecuentes y ganan más adeptos gracias al altavoz que les presta internet y las nuevas tecnologías. Pero este viernes la Tierra no chocará con el inexistente planeta Nibiru o un asteroide gigante, no se producirá una fatal alineación galáctica, ni una masiva erupción volcánica como la que hace 74.000 años dejó al mundo sumido en un invierno nuclear durante décadas, ni se producirá una inversión de los polos magnéticos o una tormenta solar de proporciones gigantescas que paralizará al planeta, según los científicos de la NASA.
Lo único que ocurrirá el 21 de diciembre de 2012 será el inicio de un nuevo solsticio, de invierno o de verano, según el hemisferio en el que nos encontremos.
Los apocalípticos seguramente tendrán que buscar ahora otra fecha, que bien podría ser entre 2013 y 2014, cuando se espera que el sol alcance su periodo de mayor actividad en 11 años. Y aunque la NASA ha dicho que ese ciclo de actividad no será muy fuerte, ya hay quien rememora la tormenta solar de 1859 que en esa época sólo inutilizó algunas líneas telegráficas pero hoy podría causar daños importantes debido a la fuerte dependencia que tenemos de dispositivos electrónicos sensibles a la energía electromagnética.