Se hizo esperar el Maestro, pero luego cumplió. La media de hora de espera en el estado Green Point de Ciudad del Cabo tuvo su premio. Porque Tabárez, hasta para enojarse, tiró títulos y le puso picante a la semifinal de Uruguay contra Holanda. "Si los partidos se decidieran por los antecedentes, Holanda es superior y entonces nos pondríamos de acuerdo acá y listo. Pero el campeonato mundial se hace para ver quién es el mejor en este torneo. Hay 64 partidos y nosotros ya estamos en uno de los últimos. No está escrito el resultado pero tenemos que hacer un partido perfecto".
Rápidamente se preocupó por avisar que no daría el equipo titular enojado porque el día anterior algunos medios uruguayos le espiaron el entrenamiento y publicaron fotos y se vieron videos de esa práctica. "Rompieron las reglas estipuladas, entonces yo no sigo mi costumbre". Trató de volver a su tranquilidad habitual y de poco lo fue consiguiendo. "La posibilidad de volver o no a ser una potencia no la dará un resultado ocasional sino la permanencia en lugares protagónicos. Es perverso creer sólo en los resultados. Tenemos mucho por recorrer, piensen que en la primera mitad del siglo XX no habíamos perdido ni un partido en mundiales. Las diferencias hoy entre el primer mundo y el tercer mundo son cada vez más grandes. Pero por suerte esto es fútbol. Y pensar que el 4 de diciembre, luego del sorteo, me daban el pésame por la zona que me había tocado".