Un candidato de fierro recuperó terreno y goza de buena salud. España, que tropezó en el arranque ante Suiza, mantuvo su estilo y sus convicciones para doblegar a Honduras y despejar dudas. El equipo de Del Bosque depende de sí mismo para seguir con vida en el Mundial, y ratificó ante un rival entusiasta que está intacto. Eso sí: deberá afinar la puntería.
Parece fácil el juego del fútbol cuando lo juega España. Se trata de un equipo que le imprime al partido un ritmo constante y muchas veces vertiginoso, tenga o no la pelota. Si la lleva el rival, volantes y delanteros esperan en mitad de cancha mientras los cuatro defensores -clásicos, bien en línea- achican y reducen el campo de acción del oponente. Y si la consiguen, exhiben un despliegue que combina movilidad, talento -Xavi sabe todo lo que hay que saber- y voracidad ofensiva.
Eso fue España ante Suiza, pese a que la desesperación por empatar le quitó precisión en los metros finales. Y eso volvió a ser España esta noche ante Honduras, que mostró un equipo prolijo para salir, con dos muy buenos jugadores del medio hacia adelante -Palacios y Suazo- pero casi resignado al papel de partenaire.
A los 16 ya ganaba 1-0 gracias a una excelente maniobra individual de David Villa, que encaró en diagonal de izquierda a derecha y después de pasar entre tres rivales, casi cayéndose, sacó un derechazo cruzado inatajable. Era la cuarta llegada de España, que ya había arrimado peligro a través de Villa (derechazo al travesaño, a los 6), Sergio Ramos (cabezazo alto, a los 10) y de nuevo Villa (derechazo afuera, a los 13).
El par de sofocones que provocó Honduras a espaldas de Busquets quedaron en el olvido en el balance del primer tiempo. Navas fue permanente desborde por derecha y el propio Busquets encabezó con notable criterio casi todos los avances. El 1-0 no fue dos o tres a cero porque Fernando Torres perdió de vista el arco dos veces en un minuto.
En ventaja, España siguió buscando con el mismo orden y la misma insistencia. Se le fue el primer tiempo pero aprovechó el arranque del segundo para anotar de nuevo: a los 6, de nuevo Villa, esta vez resolviendo una muy buena maniobra colectiva, estableció el 2-0 con un derechazo desde el borde del área que rozó en Chavez.
Fue baile, por momentos. Hubo largos pasajes en los que la pelota pasó por los pies de medio equipo español recorriendo el borde del área, sutilmente tratada. En el Ellis Park, todo rojo en las tribunas y rojo de furia en la cancha, apareció por fin España. Se verá si Chile la examina con mayor exigencia.