Exoesqueleto Phoenix para volver a caminar
Hasta hoy, para la mayoría de las personas con parálisis en sus miembros inferiores, el uso de una silla de ruedas es la unica solución para desplazarse. Aunque la accesibilidad para los usuarios de silla de ruedas ha mejorado y se avanza en ese sentido, aún se enfrentan a múltiples limitaciones, principalmente de infraestructura. Esta realidad está en un proceso de cambio radical gracias a la ciencia robótica. En la Universidad de California en Berkeley, el Laboratorio de Ingeniería Humana ha estado trabajando en un proyecto que brinda una solución y le permitiría volver a caminar a muchas personas.
Un equipo de estudiantes dirigidos por el profesor de ingeniería mecánica Homayoon Kazerooni, ha estado trabajando durante más de una década desarrollando exoesqueletos robóticos, estructuras mecánicas electrónicas que ayudan a mejorar la movilidad de las personas que padecen éstas limitaciones.
El exoesqueleto bautizado como "Phoenix", es el resultado de éste trabajo, pesa solo 12.2 kilogramos, su diseño es modular y se adapta fácilmente a las necesidades específicas del usuario, como altura, peso y el tamaño de cada pierna.
Cómo funciona
Phoenix tiene dos motores en las caderas y ajustes de tensión controlados eléctricamente, que se tensan cuando el usuario está de pie y que oscilan libremente cuando está caminando.
Los usuarios pueden controlar el movimiento de cada pierna y caminar pulsando botones integrados en un par de muletas. La batería del exoesqueleto, un paquete que se guarda en una mochila, puede durar hasta ocho horas y la velocidad máxima aproximada es de 1,7 km/h.
Algo de historia
A lo largo de varios años, Kazarooni y su equipo han desarrollado varios exoesqueletos. Su trabajo en este campo comenzó en 2000 desarrollando un dispositivo, que ahora se llama exoesqueleto de extremidades inferiores Berkeley, que tenía como objetivo ayudar a las personas a llevar cargas más pesadas durante más tiempo.
En ese momento, Kazerooni se dio cuenta del uso potencial de los exoesqueletos en el campo de la medicina, en particular como alternativa a la silla de ruedas. El equipo comenzó entonces a desarrollar nuevos estudios en éste sentido enfocados en mejorar la movilidad de personas parapléjicas.
En el año 2011, crearon el primer exoesqueleto que permitió a Austin Whitney, quién está paralizado de cintura para abajo por un accidente de coche, realizar una caminata épica. Poco después de éste hecho, se desarrolló el "Proyecto Austin", (en honor a Whitney) con el objetivo de encontrar nuevas tecnologías para crear sistemas económicos fiables para exoesqueletos de uso cotidiano.
Hoy en día, Phoenix está disponilbe en forma comercial y es uno de los exoesqueletos más accesibles que existen, pero su costo sigue siendo muy alto para lograr la utilización masiva del mismo, cuesta aproximadamente 40.000 dólares.
La fabricación en serie, la competencia y el avance de la tecnología llevan a la baja de los precios, esperemos que suceda ésto también con los "exoesqueletos", que pueden ser un gran salto en la calidad de vida de muchas personas.
Fuente oficial: UC Berkeley